Manifiesto "TaChingon"
TaChingón no es solo una etiqueta: es una voz puesta en tela.
Vestimos frases que piensan, que duelen, que celebran. Ponemos en el pecho lo que otros murmuran en la esquina: memoria, coraje, broma, verso. Aquí la palabra se convierte en prenda y la prenda en pronunciamiento.
Nacemos del territorio: del mar que golpea las costas, del desierto que enseña a resistir, de las sierras que guardan historias, de las plazas donde se canta y se reclama. Traemos el mole, el mezcal, la jarana, el corrido y el huapango; traemos el idioma ancestral y el remate coloquial que hace reír. Cada colección es una geografía emocional: desde la dureza industrial del norte hasta la dulzura ancestral del sur; cada frase es una bandera pequeña que se puede llevar puesta.
Creemos que las palabras hacen. Que una consigna puede encender una conversación y que un verso puede acompañar el duelo. Por eso imprimimos con intención: frases de lucha y resistencia; versos para los que aman callados; dichos que conectan abuelos con nietos; líneas para migrantes que llevan la patria en la maleta; ironías para quienes celebran la vida con una carcajada.
Nuestra libertad no es ruido vacío: es responsabilidad. Acogemos la rebeldía y la reflexión con igual intensidad. Por eso diseñamos con cuidado: cuidamos significado, ritmo y efecto público. No glorificamos la violencia; amplificamos las voces que piden justicia. No banalizamos la tradición; la celebramos y la reinterpretamos.
TaChingón es para el que grita el Grito al borde del pecho, para el que deja una vela en el altar, para la que escribe un poema en la servilleta, para el que migró pero guarda el sabor de la calle. Es para todos los que entienden que una frase puede ser abrigo, estandarte, consigna y abrazo.
Vístela. Dila. Hazla tuya.
Que la prenda no sea solo moda: que sea discurso, memoria y celebración. Porque en nuestro país —en cada esquina, en cada credo— hay una palabra que merece ser llevada en el pecho. Y esa palabra, si tiene fuerza, es TaChingón.